Me es imposible
recordarte triste.
Llegas siempre
sonriendo, con tu risa de niña traviesa, que le cuesta parar de reír y que hace
ruidos extraños con la garganta.
Cuando Dan me llamó,
salí corriendo a comprar toronjas... sin darme cuenta que el supermercado más
cerca estaba a media hora a pie. No me importó. ¿Cómo iba a importarme?
¿Quién cuidará de tu
perro? Yaya querida.
¿Quién cantará los
goles de las Chivas?
Te criaron para ser
princesa. Pero dejaste el piano por la salsa. El francés por el reggaetón.
Fuiste tú. No una niña
bien de sangre jalisciense, no una doncella germana de nombre acentuado y recatado.
Fuiste tú. Con tu
maraña de pelo.
Gracias por amar a mi
hermano.
Gracias por amar a mi
familia.
Gracias por seguir este
Blog y siempre decirme cosas lindas, cuando hacía o decía una locura.
Gracias por creer en nosotros.
Gracias por venir a nuestra boda. San Juan te llora.
Nos dejas con tu risa.
Eterna ahora.
Tus ojos brillantes,
brillaron demasiado. Y te fuiste, y no nos diste el privilegio de decirte
cuánto te queríamos, lo importante que habías sido en nuestras vidas, y lo
mucho que todos deseábamos que encontraras tu camino... y brillaras y
brillaras.
Cuando vengas y
sonrías, te sonreiré de vuelta, como siempre.
Tuyo,
Bobby.
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Pensé en Henry Salvador para ti. Pero mi corazón, te despide con Chopin y su Mazurka op. 17 no. 4
La famosa "Luena Nueva". Que Dios te guíe y te guarde.