jueves, 19 de enero de 2012

El equilibrista/malabarista

Hay una canción de Silvio Rodríguez (Oda a mi generación) que habla de un malabarista, dice: "No es un hombre, es un malabarista de una generación".

Ese soy yo en mañanas de incertidumbre. En tardes sin playa. En noches sin O.

En El equilibrista, libro de ensayos, Andrés Neuman (gran tipo, según Bolaño en quien reside el futuro de la literatura latinoamericana) juega al malabarismo literario, a la pluma que nunca se sale de la delgada línea de la sabiduría. Frases cortas, punzantes, exactas.

Hoy juego al equilibrio.
Malabarista. Un pésimo poeta.
Hoy, no soy el de ayer. (Nunca fui buen poeta)
Mi camino es el camino de siempre.
¿Qué pasará con el saco azul? La esperanza.
Brooks Brothers puede ser un laberinto de espejos y tarjetas de crédito, y sueños. Borges nunca vistió mal.
Callaré más frecuentemente. La boca sirve de bragueta.
La paciencia es un gran Circo de Pulgas.
Sabina, Serrat: Nada me gustaría más que unirme a su Orquesta del Titanic.
Sé tocar bien la puerta.
Canto sólo en familia.
¿Puedo pasar?

-----------------------------
Hace calor y hay mosquitos. Los dejo con 'Rosana', de Silvio. Hubo un tiempo en que era una melodía de derrotas y victorias, lados intercambiables del equilibrio.



martes, 17 de enero de 2012

Blanco nocturno

Hoy le decía a I que desde 2666 no me vivía un libro como El Testigo.

Lo que he callado, lo que guardaba para éste espacio, es que el libro me pareció inminentemente pertinente de cara a este 2012 que apenas respira.

Sobre todo para mí país. Aunque el libro lleve 11 años en los anaqueles y con el Herralde a cuestas, y ya el PAN vaya de salida y la guerra con el narco cuente 50,000 muertos; El Testigo no pierde vigencia, certeza.

No se confunda, lector, el libro no es una narco-novela de esas que pululan. Es una historia de cualquier familia mexicana, sin importar que sea uno rico ó pobre, chilango o sinaloense. La humanidad, la intriga, los datos, López Velarde, la política, el insesto...

Y, si uno resulta que es mexicano en el extranjero, el concepto del regreso salpica y hunde.

Ahora comienzo Blanco nocturno, del colosal Piglia.

Le digo a O que el protagonista es un puertorriqueño radicano en New Jersey y se le abren los ojos como niña emocionada.

Le pregunto sobre personajes principales boricuas en novelas famosas. Me calla con un beso. Solo un tonto se fija en esos detalles.

Ahora con mi lámpara blanca en mi buró, leeré muchísimo, volveré al hábito de aveces no querer salir porque junto a mi cama me espera un buen libro.

----------------------

Seguro sorprenderé a un par de ustedes. Pero si se piensa, la sorpresa no será tanta: aquí, con defectos y poco mundo, procuramos siempre la mejor calidad sin importar géneros. Los dejo con la banda Pearl Jam, y un tema que toca las fibras más proofundas: Yellow Ledbetter. Han pasado muchos años, Juan y yo comenzábamos a escuchar música, a apreciarla; pero la banda de Seattle sigue siendo de las más grandes.



miércoles, 4 de enero de 2012

El Testigo

Si Nueva York es la ciudad que nunca duerme, el D.F. es un gigante gris, viejo y desaliñado, que muy pocas veces despierta.

Leo finalmente la gran novela de Villoro, que no había podido conseguir hasta ahora. Me he vuelto adicto a El Testigo.

Despegó el avión y yo miré cómo nos alejábamos de ese tierno infierno. Yo era entonces otro testigo.

Durante dos semanas y media no dejaba de dilucidar sobre si un avión es solo una aeronave estilizada y motorizada, y no una máquina de realidades paralelas, algo digno de H.G. Wells, o un sueño de Verne, que te transporta a olores, a pieles, a abrazos, a sonrisas, a espacios, a cielos que juraste alguna vez que serían irrepetibles, aún para un testigo muy conocido como yo.

Al aterrizar, me inserté en una perfecta maqueta, como si mirase una exposición de un gran arquitecto, y lo reconocí todo… el avión entró por la costa norte y vimos como se formaba Cataño, la bahía de San Juan, el Viejo San Juan, Miramar, Condado y su laguna, Santurce y finalmente Isla Verde.

Hoy trabajé desde temprano hasta tarde en la noche. Aún así hubo tiempo para pasar a buscar un buen vino, y pan, para subir a la azotea con O y sentarnos a ver las estrellas y comer queso Oaxaca en nuestro 4to aniversario de bodas.

--------

Mientras mirábamos hacia arriba y le enseñaba a O las pocas constelaciones que me sé, puse en el iPhone 'All You Need Is Love', y O y yo nos miramos sin parpadear, sin vergüenza, sin temor, sin rencores… los genios de Liverpool nos enseñaron hace tiempo que lo único que hace falta es Amor.