Justo cuando se abren
las puertas del
cielo
naciste tú,
Gabriel.
A esa hora en que
la gente
-supersticiosa-
dice que debe
pedirse un deseo
llegaste.
Fue en ese momento
después de horas y
horas
de tratar de
ayudar a tu valiente Madre
que me derrumbé en
llanto
de alegría
de inmenso
agradecimiento
de rendirme
completamente a mi Dios
por dejarme
presenciar un milagro.
A las 11:11 de la
mañana
del 21 de agosto
del 2018
naciste en El
Condado
en San Juan de
Puerto Rico
en una sala de
parto orientada
hacia el océano
atlántico.
Tu abuela Paty,
Mamá y yo fuimos puntuales
a la cita con el
doctor
la mañana del 20
de agosto.
Mamá y tú estaban
perfectos,
pero el conteo del
líquido amniótico era bastante bajo
y debías nacer.
Volvimos a casa
por las maletas y tu carreola
ingresamos a Mamá
en la sala de parto.
Al ver que todo
estaba tranquilo
que caía la noche
y que mi cama era
una sillita azul
muy linda Mamá me
dijo que me fuera a dormir
a casa
y que regresara
temprano.
Pero Mamá me llamó
a la 1:30am
tenía mucho dolor
contracciones
4 centímetros de
dilatación
y me pidió que
fuera.
Llegué a las 2am a
tomar su mano
a traerle hielo y
que tomara agua
Llamamos a la Dula
a eso de las 3am
ella llegó a las
4am.
Mientras, dábamos
poco a poco la noticia
cientos y cientos
de mensajes de texto
a muchísimas
personas que te aman
que se iban
enterando del suceso.
De 4am a 7am Mamá
la pasó muy mal
la dula en un
muslo
yo en el otro
subíamos sus
rodillas hasta sus hombros
con cada contracción
las enfermeras
monitoreaban la dilatación cada hora.
Hablamos con tu
abuela Diana y tu abuelo Eddie a eso de las 6:30am.
Mamá y muchas de
sus amigas
me pedían y me
recordaban estar atento a solicitar
la epidural
pero no se podía
administrar hasta que el Doctor lo aprobara.
Su próxima ronda
era a las 7:30am.
Llegó puntual
encontró todo bien
aprobó la epidural
y mandó llamar al anestesiólogo.
Mientras tu madre
abrazaba desesperada el brazo izquierdo de la cama
le inyectaban unas
agujas larguísimas.
Valió la pena
se fueron los
dolores de parto
Mamá ahora solo
debía concentrarse en pujar
Abuela Diana llegó
a las 8:30am
trajo alegría
plegarias y mucha,
mucha risa.
De esa hora hasta
las 11:11am
estuvimos ayudando
a Mamá
que me demostró
una vez más
que es la mujer
más valiente que conozco.
No nos queda claro
si fue para
motivar a Mamá
pero cuando
coronaste
el Doctor cortó un
pequeño mechón de cabello
y nos dijo algo
así como “ahí viene”.
Con las enfermeras
la Dula
tu abuela Diana
el Doctor
y yo
gritando “Vamos!! ¡¡Vamos!!
tú puedes!!”
Saliste hasta la
altura de tu cintura
entonces, el
Doctor, miró fijamente a tu Madre
y le dijo
“cógelo tú”
Mamá respondió:
“No!, ¡se me va a caer!”
Él replicó, “No,
no se te va a caer”
guio las manos de
Mamá hasta tu cadera
y en un último
pujo desesperado
saliste completo
de tirón.
Yo caí en la
sillita azul
llorando
desesperado
hasta las
enfermeras y el doctor
se burlaron
tiernamente de mi.
Al punto, de que
una enfermera española
con un acento como
andaluz
repitió un par de
veces mientras te limpiaba ‘pero ¡¡cómo llora Papá he!!’.
Ahora escribo
estas líneas
esta humilde
crónica del suceso más importante de mi vida
luego de que te
has quedado dormido 3 o 4 noches seguidas en mi pecho,
en donde no cabe
más amor
ni más orgullo.
Solamente por
saber que eres mi hijo
que tengo la
bendición de cambiarte los pañales
arrullarte
dormir contigo y
con Mamá
sabiendo que todo
irá bien
que realmente nada
importa
o que lo
verdaderamente importante eres tú
y nuestra familia.