domingo, 21 de junio de 2015

La nave del olvido o un sueño de amor

Mintiendo, mintiendo... mintiendo he llegado a la verdad. Cantó esa negra loca, y yo ya me sentía como en casa.

Le susurré a Diana que Buika y yo podríamos  ser grandes amigos.

La tarde había sido un espacio perfecto de decisiones atinadas: fútbol, cerveza, comida árabe, caminar de la mano con ella por los jardines y pasillos de la UPR hasta llegar al Teatro.

Un albariño frío, saludar un par de conocidos y sentirme dichoso -y agradecido con Diani por estar ahí y por no permitirme ir en t-shirt marinera y boina verde-

Una rumbita flamenca y reconocer la calidad de los 3 músicos fue la señal que faltaba, la tarde era estupenda. De pronto, salió la negra hermosa con su risa colosal. Y la tarde era una fiesta.

Buika bautizó el escenario con whisky o ron, a lo Santero. Durante todo el concierto imaginé estar bebiendo con ella.

A la cuarta canción ella fue un instrumento mágico que jazzeaba. Fue bajo, fue trompeta, fue piano... y Diani la miraba como se mira la locura.

Hubo algo de Chavela, como siempre. Algo de Jose Alfredo también.

Y cerró con La nave del olvido. Flamenquito rico y jazzeado.

Mira
mama
yo tengo guardado un sueño de amor
pa ti
pa mi
pa ti

Espera un poco, un poquito más... para llevarte mi felicidad.

Como dijo Buika ayer: A partir de ahora, las penas se bailan.

Nos fuimos a Casa, y la negra se fue a Culebra a nadar desnuda en el mar.

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martes, 16 de junio de 2015

Fito y el pez Onetti

Llevo 2 días soñando con un pez. Un pez llamado Juan Carlos Onetti.
¿Cómo lo sé? Él me dijo su nombre.
El sueño lo arrulla Fito, interpretando apasionadamente Meu bem, Meu mal de Caetano.

El pez tiene el ojo izquierdo más pequeño que el derecho. Unos círculos negros, gruesos, rodean sus ojos.
Una especie de aurora -que aparenta ser unos pequeños espejuelos- marca esos ojos de pez... pez sin vída, pez que lo ha visto todo.
Pez testigo.
Pez prisionero.
No de la pecera... él escogió estar ahí, casi como si hubiera construido esa pecera para reinarla... dueño, amo y señor de lo que mira y lo mira todo.

Juan Carlos Onetti come peces menores.
De mañana y noche.
No es el pez más grande de la pecera.
Todos los demás le temen y lo veneran.
En una especie de pacto, ellos mismos eligen al sacrificado, y del grupo en el rincón de la pecera, emerge un pez menor... nada lento hasta quedarse frente a Juan Carlos Onetti.
Éste abre inmensamente sus ojos y su boca, y traga entero al pez menor. Nunca pestañea. Todo lo mira, todo lo sabe.

Me despierto. Voy a la cocina y miro al pequeño Lua. Ya hasta lo quiero... pero ese pequeño pez no sabe nada. 

Luego vuelvo a la cama y te miro, Diana, y empiezo a tararear Meu bem, Meu mal. 

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Você é meu caminho
Meu vinho, meu vício
Desde o início estava você

Meu bálsamo benigno
Meu signo, meu guru
Porto seguro onde eu vou ter

Meu mar e minha mãe
Meu medo e meu champanhe
Visão do espaço sideral

Onde o que eu sou se afoga
Meu fumo e minha ioga
Você é minha droga
Paixão e carnaval

Meu zen, meu bem, meu mal