martes, 16 de junio de 2015

Fito y el pez Onetti

Llevo 2 días soñando con un pez. Un pez llamado Juan Carlos Onetti.
¿Cómo lo sé? Él me dijo su nombre.
El sueño lo arrulla Fito, interpretando apasionadamente Meu bem, Meu mal de Caetano.

El pez tiene el ojo izquierdo más pequeño que el derecho. Unos círculos negros, gruesos, rodean sus ojos.
Una especie de aurora -que aparenta ser unos pequeños espejuelos- marca esos ojos de pez... pez sin vída, pez que lo ha visto todo.
Pez testigo.
Pez prisionero.
No de la pecera... él escogió estar ahí, casi como si hubiera construido esa pecera para reinarla... dueño, amo y señor de lo que mira y lo mira todo.

Juan Carlos Onetti come peces menores.
De mañana y noche.
No es el pez más grande de la pecera.
Todos los demás le temen y lo veneran.
En una especie de pacto, ellos mismos eligen al sacrificado, y del grupo en el rincón de la pecera, emerge un pez menor... nada lento hasta quedarse frente a Juan Carlos Onetti.
Éste abre inmensamente sus ojos y su boca, y traga entero al pez menor. Nunca pestañea. Todo lo mira, todo lo sabe.

Me despierto. Voy a la cocina y miro al pequeño Lua. Ya hasta lo quiero... pero ese pequeño pez no sabe nada. 

Luego vuelvo a la cama y te miro, Diana, y empiezo a tararear Meu bem, Meu mal. 

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Você é meu caminho
Meu vinho, meu vício
Desde o início estava você

Meu bálsamo benigno
Meu signo, meu guru
Porto seguro onde eu vou ter

Meu mar e minha mãe
Meu medo e meu champanhe
Visão do espaço sideral

Onde o que eu sou se afoga
Meu fumo e minha ioga
Você é minha droga
Paixão e carnaval

Meu zen, meu bem, meu mal

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