Hay una canción de Silvio Rodríguez (Oda a mi generación) que habla de un malabarista, dice: "No es un hombre, es un malabarista de una generación".
Ese soy yo en mañanas de incertidumbre. En tardes sin playa. En noches sin O.
En El equilibrista, libro de ensayos, Andrés Neuman (gran tipo, según Bolaño en quien reside el futuro de la literatura latinoamericana) juega al malabarismo literario, a la pluma que nunca se sale de la delgada línea de la sabiduría. Frases cortas, punzantes, exactas.
Hoy juego al equilibrio.
Malabarista. Un pésimo poeta.
Hoy, no soy el de ayer. (Nunca fui buen poeta)
Mi camino es el camino de siempre.
¿Qué pasará con el saco azul? La esperanza.
Brooks Brothers puede ser un laberinto de espejos y tarjetas de crédito, y sueños. Borges nunca vistió mal.
Callaré más frecuentemente. La boca sirve de bragueta.
La paciencia es un gran Circo de Pulgas.
Sabina, Serrat: Nada me gustaría más que unirme a su Orquesta del Titanic.
Sé tocar bien la puerta.
Canto sólo en familia.
¿Puedo pasar?
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Hace calor y hay mosquitos. Los dejo con 'Rosana', de Silvio. Hubo un tiempo en que era una melodía de derrotas y victorias, lados intercambiables del equilibrio.
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