Los Andrade preferimos el silencio. En el mejor de los casos, las bromas pesadas y la música, si de verdad queremos comunicar algo con urgencia.
Nunca lo he entendido, pero es así. A veces mi abuela toca su trompeta invisible, o mi tía Pitusa canta a sus adentros con tantísima pasión, o la 'Chapulín' se derrite bajo la luz tenue de la chimenea con el piano de Evgeny Kissin. Y ya saben los que leen aquí, que mi padre y su música son tan inseparables como incomprensibles.
En fin. Mi parte de Andrade lo acepta, y echa mano de eso cuando tiene que decirle algo a 'otro', a otro Andrade…
Ya venía desde hace tiempo calentando motores para escribirle a mi hermano, Juan.
Mi historia con Juan no es sencilla, y nunca lo será. Como nunca serán exactas las palabras, ni las canciones que puedan ligarme a él con precisión. Y digo canciones, porque son ellas las que siempre me recuerdan a mi hermano. Interpol, Pulp, The Strokes, The Smiths, son su legado...
Don T, como lo conocemos, es un tipo bueno. Tan bueno que guarda para los más cercanos lo mejor de él.
Recuerdo con cariño el día de mi boda. Pienso que pocos me creerán cuando les digo que nunca pensé en casarme. No confundan el pensamiento con el deseo. En mi cabeza, nunca hubo un plan para una boda.
Pese a que la vida me ha bendecido siempre con excelentes amigos, a los cuales nunca he sabido corresponder, desde que Odette y yo decidimos casarnos, nunca dudé en pedirle a mi hermano que fuese mi Padrino de Bodas. Juan, mi abuelo Lalo y yo fuimos a desayunar ese día, y comimos 'torrejas'. Mi abuelo nos contaba historias lindísimas, como siempre. Juan y yo escuchábamos atentos, contentos. Él, se preparaba con cada bocado -típico en él- para cumplir su papel con cabalidad. Lo hizo.
Juan siempre ha sido un maestro, a su manera, y en no pocas materias. La música, el deporte y la historia, son tópicos que siempre nos han unido. Aunque la unión muchas veces hayan sido peleas, y los moretones testigos de esa unión.
Nunca he conocido a un hombre que deseé tanto una boda, como mi hermano. Creo que el simple hecho de anhelar tanto el amor eterno de una mujer, habla por si solo de la clase de hombre que es Juan.
Desconozco si algún día logrará lo que tanto sueña. Ana parece prometedora, pero 'uno nunca sabe'… Lo que si puede saber Juan, es que cuando llegue el día, yo estaré a su lado. Como siempre hemos estado el uno con el otro, aunque falten o sobren las palabras.
Con amor al Don T:
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