domingo, 6 de marzo de 2011

Las noches del fin del mundo


Vivo entre cajas y entre los brazos suaves de O.

La calma tarda en llegar. Tengo sueños rarísimos: un cliente que nos debe mucha plata, sale a cenar conmigo y nos volvemos grandes amigos, abrazos, consejos, vino... un cheque gordo para depositar de inmediato en el Banco.

Pienso en mis abuelos, en mi madre, en mi padre, en mis hermanos, en mis amigos, en los tacos de lengua... en síntesis, pienso en México.

Imagino al Chapul, imagino al Doc y a Sil. Leo las mordidas de Jex. Escucho el cello de Iván. Veo a Edgar caminando por Palo Alto.

Me duele el dolor de M, y sobre todo, me perturba la responsabilidad de un hijo, de Los hijos... Ayer terminé abrazado a las rodillas, por ver en la T.V. a una bebé que no dejaba de llorar, y la desesperación de los padres por no saber por qué lloraba y por qué no paraba el llanto.

Las mañanas tranquilas de Miramar, el ejercicio y la vuelta de O traen paz. También Horowitz.

Ya dije que vivo entre cajas. Una de esas cajas me regaló un folder verde, donde me esperaban 3 regalos: dos cuentos de Edgar (Las noches del fin del mundo y Perestroika) y una página de un periódico, el Novedades de Acapulco, con una nota que habla de una conferencia impartida por 'la psicóloga' Patricia Gress, mi madre.

De mi madre, nada tengo que decir, mi amor y mi orgullo hacia ella son infinitos. Me quedo con una cita que recoge la periodista: "Yo vengo a tratar de hacerlos entender que si no te amas a ti, no puedes dar amor a alguien (...)". Mi mamá es genial.

Los cuentos de Edgar son de muy alta calidad, son el tipo de cuentos que siempre quisimos escribir. Cuando los leí por primera vez me gustaron, ahora me encantan.

El reencuentro con Horowitz fue fugaz. Entraba a 'Borders' para una reunión con un Editor, y la portada del disco me llamó. Me acerqué, y lo tomé rápidamente. Tres CD's que me ayudaron, que me alimentaron durante años... había perdido uno, y ahora lo tengo completo. Soy Feliz.

Mi mejor abrazo para M. Que ahora tiene una estrella para siempre.

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De Horowitz, la interpretación de la Mazurka Op.17 No.4, de Chopin. Edgar y yo la descubrimos en un filme mexicano viejísimo. Nunca lo he encontrado. Nunca pude confirmarlo, pero la película se llamaba 'Amor de fieras', y la protaginista tocaba esta Mazurka sin parar.

Yo alguna vez intenté grabar un intento de documental con esta melodía. Muchos pianistas conocen esta Mazurka como 'Luna Nueva', y yo cuando la escucho me imagino el ciclo natural de la luna, desde cuando sale, hasta cuando se esconde.

Le regalo a M y a su estrella, una luna nueva.

1 comentario:

  1. Lalo, que manera de escribir!
    Tus palabras penetran el corazón y llegan al alma.
    Muchas Gracias por Ser y ser así.
    Te amo con todo mi corazón!

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