domingo, 10 de abril de 2011
Entre dos aguas...
Eran las dos de la mañana. O me gritó si quería pasta en mi cepillo, y respondí que sí.
Caminé de la conica al baño, y allí estaba: sonriendo, moviendo la cadera como una niña feliz, y un tanto cómica con mi camiseta favorita del momento: Snoopy resignado, vestido como un reno (un traje de Navidades) preguntándose: 'Who invented this stupid holidays anyway'. Regalo de mis suegros para mí, en las últimas Navidades, ya que saben que son fechas que no me gustan mucho.
La vi y me derritió, me dormí tan contento, tan feliz. Y eso no se acaba ahí... justo cuando nos quedábamos dormidos, su pie derecho buscó mi pie izquierdo, como casi todas las noches, y comenzaron esa danza tan suya, sobo por aquí, ahora sobo por allá... esos pies fueron hechos para dormir juntos.
Cuando O no está y duermo solo, mi pie empieza a moverse, buscándo a su compañero... yo me quedo dormido mientras él sigue dando saltitos, desconcertado.
La noche había sido hermosa, pero llena de retos metafísicos. Sabíamos que la otra pareja iba bien tarde, pero que llegarían. Eso aseguraba unas 2 ó 3 horas de O y yo solos en el Viejo San Juan.
En el coche, manejando, me atacó uno de esos pensamientos que me abofetean de vez en cuando. ¿Qué hacen esas parejas que ya no se hablan cuando tienen que estar 3 horas esperando a otras gentes? ¿Cómo sobreviven? ¿Cómo llenan el tiempo... el vacío... el molde hueco y esas pesadillas...?
Me tranquilicé, y recordé que siempre, desde muy joven, me prometí a mi mismo que jamás sería parte de algún cuadro que muestre a una pareja cenando, o comiendo, en algún restaurante, sin mirarse... sin hablarse. Se paga la cuenta como se pide la comida, como se abre la puerta cada quién, como se pasa la sal sin abrir la boca, como llegan como se van.
No me costó trabajo vencer ese fantasma. Pedimos unos tragos, una entrada de chorizos y hablamos como lo que somos: dos grandes amigos, dos profesionales que se respetan, dos amantes, dos compañeros solidarios.
Los cinco temas fueron sobre México. Todas las semanas busco como loco noticias positivas, importantes, esperanzadoras de mi País. Lo hago para mí, porque sencillamente lo necesito. Pero lo hago por ella y por la gente que me topo por ahí.
La pasé súper. Creo que ella también. Sin darnos cuenta, las horas pasaron y llegaron los amigos. Cuando regresábamos a casa y me estacionaba en el garage, me pregunté, ¿Quién carajos se inventa tanta mierda? ¿Por qué nos creemos que las cosas son tan difíciles? ¿Por qué no mejor disfrutar y dejarse llevar? ¿Por qué, a propósito, se aleja a las personas que quieren a uno?
O en su camisón. Snoopy derrotado. Yo le digo a Snoopy que se deje llevar, que no importa que estamos en abril pero que disfrute la Navidad, que la vida es jugar el gran juego que es... con la certeza de que todo irá bien.
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Hoy los dejo con el maestro, Paco de Lucía, y su gran éxito de 1976, 'Entre dos aguas'. Cuando entrevisté a Fernando Iwasaki, (gran peruano, que domina como pocos el Flamenco) le pregunté que cómo estaba la Isla del Flamenco, sin Camarón. Muy serio me respondió que la Isla estaba bien... que nos preocupásemos cuando ya no esté Paco, ahí si que la Isla sufriría. Paco todavía está con nosotros.
Cuando cierro los ojos y escucho los acordes de Entre dos aguas, mi espíritu se enciende.
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Lalísimo. Que grande eres.
ResponderEliminarQue siempre sea navidad.
Gracias querida Sam. Oye, si necesitas un pinche para asistirte en el estreno de tu estufa, avisa y ya está.
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