viernes, 29 de abril de 2011

Enchiladas verdes


O me brincó encima, me dio de besos por toda la cara, haciendo pequeñas pausas para decirme de muchas formas 'feliz cumpleaños'. No eran ni las seis de la mañana, y ya yo me sentía el hombre más feliz del mundo.

Se tenía que ir, pero quedamos que en la noche salíamos a cenar algo rico.

Me dejó café listo en la cafetera. Me di cuenta que quedaban algunas galletas (de mis favoritas) y me sentí todavía mejor.

Me entraron ganas de escuchar a los Gipsy Kings, quizás porque hoy extraño a mi padre más que a nadie. Mentalmente les pedí perdón a mis vecinos y puse un poco alto el estéreo. Le subí al volumen, todavía más, pues recordé que la mitad de los seres humanos estaban despiertos mirando la boda Real de Inglaterra.

En eso sonó mi celular, y mi hermana y mi mamá me cantaron Las Mañanitas. Mi mamá se fue pronto, me dijo que tenía un ojo para un lado y el otro pal' contrario. Yo felicité a Dany y me quedé hablando con ella un poco más.

Es curioso cómo van cambiando los cumpleaños de uno.

En México, incluso me molestaba (estúpido entre los estúpidos) por el alboroto familiar del acontecimiento. Cientos de llamadas, cumpleaños con los abuelos paternos, cumpleaños con los maternos, tíos, primos, etc. Regalos allá, regalos acá. Cenas, comidas, la lasagna de mi madre, el pastel de mi abuela, la fiestecita con los amigos, el pastel en la Universidad, el pastel en la oficina, más llamadas, más salidas.

Aquí es al azar. Hay años que me hacen una comidita, me traen un 'bizcocho' y me cantan Cumpleaños Feliz. Hay años en que no hay nada. Ni una sola vela.

Y que nadie culpe a O. Dentro de nuestras reglas sagradas, y fue un gran plus en nuestra relación, es que ni ella ni yo somos de festejos, de regalos, de aniversarios, de cumpleaños, etc… Eso estaba claro desde un inicio y me encanta.

Lo que pasa es que hay cumpleaños en que uno necesita un poco más de lo que tiene (estúpido de nuevo, pero qué le voy a hacer…) que el 'bizcocho' se agradece con el alma, pero no es suficiente (ya dije que soy tonto), que el Cumpleaños Feliz me suena a balada infantil, desconocida, y nada más.

Uno se da cuenta que las personas que se mueren, que darían todo, por pasar este día contigo, no pueden estar. Eso duele. Eso desconcierta.

Y que en el nuevo mundo, tus nuevas personas (todas buenísimas) si se enteran de tu cumpleaños ya es mucho.

Es el mismo juego de querer, desear, lo que no se tiene, lo que se tuvo, y de ser un poco cabrón, e injusto, con lo que se tiene ahora, que por regla general (Gracias Dios), es mucho.

El domingo tendré una fiesta compartida, con una grandísima amiga, también cumpleañera. Tendré 'bizcocho' y Cumpleaños Feliz. Eso si, y en esto si soy incorregible: yo llevo mis enchiladas verdes. Bien picozas.

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Aquí los Gipsy, con Djobi Djoba...


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