El mismo alumbrado público. La misma sensación en los brazos, cuando atacan con el volante unas curvas tantas veces recorridas. Era de madrugada, es verdad, pero eso nunca fue raro. La ausencia de ese viento helado con 'smog', que te hiere cuando lo respiras, y la falta de luces en el horizonte me recordaron que no estaba allá, sino aquí.
Que no es lo mismo un cerro caribeño, que MI cerro de Tepepan.
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